martes, junio 17, 2008

Aquí
(entre el esternón
y el estómago).

Tu no padeces
lo mismo que yo.

Sientes,
no lo dudo.
Pero
no eres como yo.

Le digo
al doctor:
sálveme.
Él sonríe
y
me condena.

Sonríe
y
me condena.

martes, junio 03, 2008

Me permito un par de líneas desesperadas como quien busca la redención perdida, o la juventud, o cualquier otra cosa que se pueda ir por el caño para jamás regresar. Ah, claro, el amor. Que no se nos olvide el amor. Van estas líneas a su salud, y en honor de esa injustificada ausencia. Sus vacaciones nos lastiman.

El aire es raro de un tiempo para acá. Y las noches. Y todo en general. Dicen los relatos nuevos que la esencia de la poesía está escasa. No debería gastarla, ¿pero quién soy yo para seguir lineamientos o doctrinas? Busco amor, como Sabines, pero con menos años y más salud, y menos todo. Sin embargo, se me niega. Ya sé, no me toca. Lo dijo un perro: "solo soy el que nunca fue". Y que larguen a callar todos esos filisteos de mierda.

Curioso:
mis cosas
aun me recuerdan.

Yo ya perdí mi nombre.